

¡Saludos desde la sabana!
Soy Ñu-Victor (sí, como Victoria… ¡porque me encanta la victoria en cada cruce!).
Soy un ñu orgulloso del Serengeti.
Cada año, junto a casi dos millones de compañeros ñus, cebras y gacelas, participamos en uno de los espectáculos naturales más asombrosos del planeta: la Gran Migración en Tanzania.
Sí, es un viaje de locos.
Más de 1.000 kilómetros atravesando ríos, praderas, bosques y todo tipo de peligros, solo para seguir a las lluvias y encontrar el mejor pasto.
La Gran Migración en Tanzania es mi vida; casi un “reality” de supervivencia natural, pero créeme: vale la pena.

Con las primeras lluvias, nos movemos al sur del Serengeti, a la zona de Ndutu y Ngorongoro.
En febrero nacen unas 500.000 crías en apenas unas semanas, con lo que la pradera se llena de balidos y pasos temblorosos.
Es hermoso… y caótico.
Hay llantos, carreras torpes y mamás ñu protegiendo a sus pequeños como si fueran oro.

Con los pastos aún húmedos, avanzamos hacia el oeste y centro (zonas de Grumeti y Seronera).
Las manadas aprovechan los brotes verdes, pero poco a poco el pasto va a escasear.
Aquí nos preparamos para lo que viene…
¡Aquí es donde la sabana se pone seria!
Miles de ñus, incluyéndome, nos agrupamos en dirección al norte (Kogatende, Serengeti) y llega el gran momento: el cruce del río Mara.
Cocodrilos debajo, leones esperando al otro lado…
Cientos de miles de ñus nos preparamos para nadar y saltar al cauce turbulento.
Todo es vida o muerte.

Hacia mediados o finales de octubre, según las lluvias, volvemos a casa, al centro del Serengeti con nuevas historias y algunas cicatrices.
Según pasen los días y los pastos frescos aparezcan, iremos bajando hacia el sur para cerrar el ciclo.
Así nos preparamos para empezar otra vez el año siguiente.
Cada etapa tiene su dosis de adrenalina: pisadas entre torbellinos de polvo, reuniones al borde de los ríos, batallitas de liderazgo y mucha, mucha expectativa.
Y llega el momento cumbre.
El cruce del río Mara es nuestro gran espectáculo anual.
Imagina estar en una orilla con miles de ñus empujando detrás.
El río ruge. Cocodrilos merodean.
Respiro hondo, corro cuesta abajo y salto al agua revuelta.
Chapoteo y lucho contra la corriente mientras escucho los gruñidos de los cocodrilos acechando en las sombras.
Es el momento más filmado, más fotografiado… ¡y más aterrador!

Aquí no hay garantía: la vida está en permanente peligro por ataques de cocodrilos, leones y ahogamientos.
Cada salto es un acto de valor: unos nadan con éxito y otros… bueno, terminan sirviendo de cena a la sabana.
Tras cada cruce, cuando piso tierra firme, siento que el corazón me late a mil.
Y a veces bromeo que las hembras ñu me han dado un aplauso por la valentía.
Pero cruzar el Mara también es un acto de esperanza.
Del otro lado, el pasto es más verde y la vida continúa.
Cada ñu que sobrevive, gana un nuevo día.

La Gran Migración en Tanzania no sería lo mismo sin nuestros "fans":
Cada tropiezo o cruce tardío puede costarnos la vida: al menor descuido, ¡puf! Somos su objetivo.
No es para menos: se calcula que 250.000 de hermanos ñus mueren cada año cazados durante todo el ciclo migratorio.
También están los humanos, tus semejantes.
Muchos viajan con prismáticos y cámaras en 4x4 para vernos.
¡Y algunos hasta nos animan desde lejos!

Así que cada día para mí es un pequeño milagro… y una anécdota más que contar en la noche junto a la fogata.
Estos números asustan… y fascinan.
Así que sí… sobrevivir no es fácil.
Pero ser parte de esta maravilla de la Gran Migración en Tanzania es algo que ningún ñu (ni turista) olvida.

Más allá del peligro, esta travesía es un espectáculo para los sentidos.
Cielo y tierra se encuentran en amaneceres rojos incendiados; el arcoíris nos acompaña en lluvias sorpresivas.
Cebras y gacelas se mezclan con nuestra multitud, creando olas en blanco y negro sobre el verde.
Cada noche, las estrellas africanas parecen contarnos historias de ancestros migrantes.
Somos parte de una de las grandes maravillas naturales del planeta, tan imponentes como los acantilados del Ngorongoro donde pastamos al atardecer.
¡Y todo lo vivimos con humor para sobrellevar los retos!
Al fin y al cabo, no hay mejor remedio que reír cuando un ñu se cae al barro o un león bosteza en la distancia.

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¡Nos vemos en el río Mara! 🐃🌿

