Tanzania, además de sus espectaculares paisajes y su diversidad de fauna y flora, es el hogar de aproximadamente 120 tribus diferentes, lo cual constituye para los tanzanos un motivo de orgullo en lugar de división.
En este post me gustará centrarme en la situación actual de dos de ellas, los Hadza y los Datoga, que viven en las inmediaciones del Lago Eyasi, y donde, dos misioneros españoles, Pepe y Miguel Ángel, están realizando una gran labor humanitaria y social con estas tribus.
Sin embargo, no solo ellos realizan un duro y excelente trabajo con las tribus y comunidades locales en Tanzania, sino que también hay más españoles que dedican sus esfuerzos, cada día, para mejorar las condiciones socio-sanitarias de las comunidades indígenas y locales del país.
Personas comprometidas, como María Carpio, la cual conoce muy de cerca a la comunidad masai, y que desde hace años, está haciendo una gran labor con ella, y sobre todo con sus mujeres masai.
O como Mafalda Soto, una gallega farmacéutica, que lleva años trabajando en Tanzania, ayudando a las personas con albinismo, y que dedica todos sus esfuerzos a luchar contra su gran amenaza, el sol africano.
Y también, como Samantha Peñalver, una mujer emprendedora, con las ideas muy claras de cómo hacer las cosas, y poder ayudar a los niños necesitados que viven en las calles o en familias desestructuradas.
En otros posts hablaré de ellas con más profundidad, pues se merecen una especial atención, pero sí que quería mencionarlas ahora porque su gran labor social y humana cuenta con nuestro apoyo, respeto y admiración.
Dicho esto, ahora me centraré en estas dos tribus emblemáticas, los Bosquimanos y Datoga en Tanzania.
En la zona del Lago Eyasi, hay varios asentamientos de Bosquimanos y Datoga, pero yo voy a hablar de las que nosotros conocemos y que, si los viajeros quieren, tienen la oportunidad de ir visitarlas en nuestros Safaris en Tanzania.
Estas dos tribus, reciben el cariño de dos excelentes personas, Pepe Aguilar y Miguel Ángel Lozano, dos misioneros españoles que llevan 40 años afincados en Tanzania, realizando una buenísima labor social y humanitaria para las tribus y para las comunidades locales del Valle de Mang'ola.
Pepe y Miguel viven en la Misión de Mang’ola Chini, cerca de la zona donde habitan los Hadza.
Cuando llegaron allí estuvieron un tiempo viviendo en una tienda de campaña, antes de tener, ahora, una casa sencilla, pero siempre abierta a todo el mundo que quiera conocer su labor y sus ilusiones en sus nuevos proyectos sociales.
Pepe y Miguel promovieron la Fundación URAFIKI , que significa amistad en Swahili, y que cuenta también con la colaboración de un grupo de profesionales sanitarios que vienen trabajando en Tanzania desde hace años.
Su lucha por ayudar a la región, a sus gentes y a sus tribus, es diaria, y a veces se enfrentan a discusiones con el gobierno y con otros organismos que gestionan el turismo, tratando de defender los derechos de las tribus.
Un ejemplo de esto, es que, hasta hace unos años, los guías locales que acompañaban a los viajeros a visitar a los Hadza y a los Datoga, no pertenecían a dichas tribus, eran meros intermediarios que los explotaban sin darles nada a cambio.
Los curas crearon una escuela de guías Hadza y Datoga para que fuesen ellos mismos quienes se gestionaran y mostraran su cultura a los turistas.
Precisamente, hace unos días, Miguel Ángel estuvo en España presentado su libro titulado AURE, que en lengua masai significa "Tengo miedo" y que lleva el subtítulo de Diario en Tanzania.
Este libro, de más de 600 páginas, y que ha tardado unos 7 años en escribirlo, es una especie de diario autobiográfico de los primeros años que Miguel Ángel pasa en Tanzania
Todos los ingresos de la venta del libro se destinarán a proyectos asistenciales para los masai.
La verdad, es que los Hadza de Lago Eyasi, no han cambiado mucho, respecto a la primera vez que los visité, hace ya 15 años de eso… pues siguen conservando, prácticamente, su forma de vida y costumbres, y a pesar de la intervención del turismo, siguen manteniendo su esencia.
Sus asentamientos continúan siendo muy rudimentarios, con casas construidas con ramas y poco más, y te das cuenta, que no tienen apenas posesiones, y las pocas herramientas que usan o necesitan, las tienen repartidas por cualquier lugar.
Como sabemos, el pueblo Hadza se ha caracterizado por ser un pueblo nómada, y que solo viven de la caza y de la recolección de frutas, raíces y cortezas de árboles, pues no son ganaderos como los masai.
Por lo tanto, sus arcos y sus flechas son su principal elemento de subsistencia.
Sin embargo, uno de los grandes problemas que sufre esta tribu y que parece que no solo ocurre en Tanzania, sino también en otros países, es el consumo de alcohol, y la enfermedad del sida que cada vez está más extendida entre ellos.
Y aquí, la labor de Miguel Ángel y Pepe es fundamental, pues no es tarea fácil enseñarles hábitos preventivos para poder luchar contra este tipo de enfermedades.
Los Hadza viven en círculos de convivencia bastante anárquicos y no entienden de jerarquías, ni autoridades, además de estar desperdigados por la sabana.
En cambio, los Datoga, es el contraste, una tribu sustancialmente diferente a los Hadza.
Son llamados por los Masai, “Mangati", palabra masai que significa “enemigo”, pues fueron los últimos grandes enemigos de los Masai en el norte de Tanzania.
Los Datoga viven, principalmente, de la ganadería y del cultivo, y el clan Arerei son además buenos artesanos.
En la actualidad no son nómadas (antes lo eran), por lo que sus asentamientos son permanentes y se forman según comunidades familiares (al igual que los Masai).
La verdad, es que resulta muy curioso, observar de qué forma, tan rudimentaria, trabajan y funden el metal en fraguas clásicas, fabricando desde pulseras, anillos, y toda clase de abalorios, hasta puntas de flechas, y utensilios para cocinar.
Si vas a visitarlos, como buenos comerciantes que son, te ofrecerán sus “productos” por lo que tendrás regatear con ellos, pero son gente muy amigable y curiosa, y les gusta que les visiten y que vean sus casas, además de compartir sus tradiciones con quien les pregunte.
La mujeres Datoga se caracterizan por sus escarificaciones, es decir por los cortes que se hacen alrededor de los ojos, en los pechos, brazos o en partes de la cara.
Sin embargo, en la actualidad, no todas las mujeres Datoga se las hacen, pues depende de las costumbres de cada asentamiento o familia.
Ahora bien, lo que sí es muy habitual y que no solo los Datoga lo hacen, sino también otras tribus, es hacer a los bebes tres pequeños cortes en las mejillas, por debajo de los ojos, y el motivo resulta un tanto curioso, pues dicen que si los bebes tienen las heridas y lloran, las lágrimas les escuecen y de esta forma, evitan que lloren por nada. ¡Ver para creer!
Si queréis visitarlos, indico algunos itinerarios de Safaris en Tanzania que organizamos:
- Safari en Tanzania – Herencia Africana
- Safari en Tanzania – Vive África
- Safari en Tanzania – Tanzania Mítica
Antes de acabar este post, querría hacer una especial mención a un gran amigo de Itaka Safaris, Álvaro Peña, gran fotógrafo y biólogo, y sobre todo, persona.
La gran labor humanitaria de los padres Pepe y Miguel Ángel, le sirvió de inspiración para su proyecto fotográfico solidario IMANI (palabra suajili que significa Fe).
La finalidad del proyecto IMANI es recaudar fondos para las mismas causas que defienden Miguel Ángel y Pepe, luchar para la supervivencia de las comunidades locales e indígenas, promover la salud y la educación, y combatir el hambre y las enfermedades.
En su libro IMANI, Álvaro muestra el espíritu y la belleza del Valle de Mang’ola, a través de preciosas imágenes de los Hadza, de los Datoga y del paisaje del Valle.
Su objetivo es compartir estas increíbles culturas, mostrar sus tradiciones y estilos de vida de estas personas, que son nuestros orígenes y que forman parte de nuestro pasado y de nuestro presente.
(Foto realizada por el fotógrafo Álvaro Peña)
“Escucha a los antepasados, al espíritu, a los árboles y a los animales.
Estate a la escucha de todas esas fuerzas que vienen a hablarnos” (Sobonfu Somé)