Allí se vive al día, sin pensar mucho en el futuro..., el futuro ya vendrá dicen…..y por el momento vamos a disfrutar de lo que hay, y cuando surja algún imprevisto, pues pole pole 😉
Yo solo paso temporadas en Tanzania, pero mi socio Ángel que vive hace años en Arusha (Tanzania), sí que sabe de lo que hablo, y a veces lo “sufre” je je je
Mi primera impresión cuando llegué a Arusha, fue el colorido que hay por todas partes!.
En una misma calle te puedes encontrar casas pintadas de rosa, de verde, amarillas, ... y si esto lo sumas a los puestos y mercados de ricas frutas, a los coloridos Kangas que visten muchas mujeres tanzanas, y luego, para rematar, los preciosos arboles de buganvillas que te vas encontrando por la ciudad, te quedas pensando….aquí el color forma parte de la vida, ¡sin color no hay nada!
A mí me encantó el observar tanta vida, desordenada, a veces, caótica, pero colorida…
Otra cosa que siempre me ha cautivado de África, es su luz.
Allí hay 12 horas de sol y 12 horas de noche, por lo tanto a las 6 de la mañana, al canto del gallo, ya empieza la actividad, y a las 10 de la mañana puede hacer un sol inmenso que lo ilumina todo.
La verdad es que la luz africana es algo muy difícil de olvidar, es toda una belleza.
Pero aparte de esto, también me llamó la atención muchas costumbres y formas de vida, y a cuál de ellas la más “chocante” en comparación con nuestro estilo de vida, claro!.
Por ejemplo, aún recuerdo el día que entré en un banco, y me encontré con una cola inmensa para ir a ventanilla, por lo menos ¡habría 20 personas!
¡Oye! nadie estaba estaba nervioso, ni impaciente…¡que va!
La gente estaba súper tranquila, haciendo cola, sin inmutarse, y eso que había 3 ventanillas, pero solo atendía una, pues en una de ellas, la chica estaba hablando por el móvil tranquilamente, y el otro cajero, estaba haciendo algo en el ordenador y no atendía.
Madre mía! la que se hubiera montado en España si te encuentras este mismo panorama!.
No creo que la gente estuviera tan sosegada como allí je je je
Ah! y otra cosa, había un televisor en el banco, y estaban dando un partido de futbol de no sé quién! así que, mientras hacías cola veías el fútbol, ¡no te puedes quejar eh! 😉
Hay muchas anécdotas curiosas para contar, pues se puede escribir un libro sobre ellas, y ya las iré posteando, pero quiero reflejar una que le pasó a mi socio, y que tiene su encanto tanzano.
Os sitúo en el contexto:
Ángel, tuvo que ir a Dar es Salaam para gestionar unos papeles de nuestra empresa de Safaris en Tanzania, y se encontraba delante de la puerta de un edificio de oficinas, grande, situado en medio de la ciudad, cuando vio que abajo, había un cartel publicitario que anunciaba “Impresiones de todo tipo, calidad fotográfica, estampación de camisetas “, e indicaba que estaba en la 7ª planta de ese edificio.
Mi socio Ángel, piensa ok ¡genial! pues ha de imprimir unas tarjetas de empresa, así que entra al edificio.
Transcribo el momento:
Entra en el ascensor, y se encuentra dentro a un hombre sentado en una especie de sillita (por decirlo de alguna forma), el cual era el encargado de picar a los botones.
- ok seven floor plz,
(el ascensor estaba a reventar y tras varias paradas le para en la octava planta)
- a ver, yo he dicho la séptima no la octava.
- la séptima no va
- ah! ok
(Ángel se baja en la octava, y baja a pie un piso para ir a la séptima, y se encuentra a una chica, sentada en el pasillo)
- ¿disculpe, la imprenta?
- ¿qué imprenta?
- no sé, hay un cartel abajo en la calle que anuncia una imprenta en esta planta.
- ah! no, no es aquí, es en la segunda planta.
- ok, asante
(Ángel coge de nuevo el ascensor)
- second floor plz
(el hombre para en la cuarta planta)
- no entiendo, le he dicho la segunda no la cuarta.
- es que la tercera y la segunda planta no van.
- ok thz
(Ángel se baja en la cuarta planta y baja a pie hasta la segunda planta, donde se encuentra a otra chica sentada en el pasillo)
- sorry, ¿la imprenta plz?
- ¿qué imprenta?
- abajo pone que hay una imprenta en este edificio….
- pues no sé, hay esta oficina, pregunta allí….
(Mi socio entra, y se encuentra, con una oficina de gestores, que lo único que tenían era una Epson cutre, y de imprenta nada de nada)
Total, que entre subidas y bajadas de plantas, se ha pasado casi una hora buscando la Imprenta fantasma, je je je
Por cierto, me cuenta que, durante ese día, fue buscando en 3 sitios diferentes para imprimir tarjetas, y no hubo suerte, pues en una no había el papel para las tarjetas, en otra el office era tan antiguo que no leía los archivos de su USB, y en otra tenías que llevar tu el papel….en fin, ¡hakuna matata!,
Se encaja con elegancia y ¡ale! otra anecdotilla para apuntar 😉
(continuará)